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lunes, 6 de agosto de 2007

La importancia de la Literatura


LITERATURA

Jean Paul Sartre, desarrolla un concepto, que se basa y sustenta en el compromiso, por compromiso se entiende que la obra no puede ser descomprometida, ya que el escritor está inserto en una sociedad y en un contexto histórico particular, con lo cual el creador literario tiene la obligación de mediar en su realidad y tratar de cambiarla, pues como Sartre dice:”el hombre es el que se construye”. Con esta visión Sartre atribuye a la literatura, un rol preponderante debido a que con ella se pueden producir los cambios y es la manera más precisa y adecuada de captar la compleja “realidad”, la que se entiende como el lugar donde el autor y su obra se desenvolverán. Se empeña en aclarar que la literatura es el reflejo y el proyecto social.
En definitiva el autor quiere señalar que la literatura además de ser un reflejo fiel y comprometido con la sociedad, es también una efectiva manera de provocar un cambio social y de sustentabilizar su idea de proyecto, la cual se basa en el agente de cambio individual y luego, por ende, el masivo.

Para Sartre la literatura es el reflejo artístico más fiel de las sociedades, ya que es lapidario al señalar que la poesía es un modo poco sólido de representación social, pues “el poeta está fuera del lenguaje, ve las palabras al revés, como sino perteneciera a la condición humana y viniendo hacia los hombres, encontrará como primera barrera las palabras”.
La conexión que se puede establecer entre el concepto de literatura señalado, se puede vincular de manera general con las mismas obras de este autor de la siguiente manera: la realidad particular de cada nación(en este caso Francia) se ve representada a través de sus obras literarias, aquí se puede captar como logró vincular ese momento particular en el cual él se encontraba(II Guerra Mundial) y la realidad social francesa, ya sea el abatimiento, la desesperación, las aspiraciones y por qué no decirlo, las diferencias en el plano social que estas situaciones provocaban..


Georg Lukács, desarrolla su visión literaria bajo una fuerte influencia, por así llamarlo del revisionismo marxista. Pero a diferencia de la ortodoxia marxista, él ve en la literatura un reflejo interesante y complejo, al contrario de sus predecesores que a éste fenómeno no le asignaban importancia por considerarlo superestructural, pues estaba inmerso en el ámbito de la cultura.

Lukács, realiza una fehaciente crítica al realismo literario (en el cual estaba inmerso), pues encuentra que:”Lo que hasta ahora se conoce como realismo dejaría de lado sustancialmente los problemas decisivos de la época…cualquiera que fuera la forma, le sería imposible reflejar la realidad de hoy”, con esto deja demostrado, que por una parte la literatura de su época se ve sesgada a dar un fiel reflejo de la realidad, pero no por ello puede otorgar un “bosquejo” de esta realidad.

Destaca dentro de su época, existencia de autores que logran dar al concepto realismo, una significación acorde con sus concepciones, es por ello que señala a Kafka como unr eferente importante, debido a que en sus obras y principalmente “El proceso”, el autor inserta a un hombre en un mundo en el cual, poderes que no entiende y ni siquiera conoce, “juzgan” su vida, a tal punto de ser condenado sin tener certeza del motivo. Kafka muestra una realidad del “hombre moderno” en su lucha contra la burocracia y la corrupción, es por esto que la obra de Kafka es considerada como una crítica a la modernidad. Es cierto que para Lukács este autor no reflejaba la realidad a cabalidad, pero muestra una realidad literaria interesante y con un fuerte contenido representativo de proceso o problemas de su época, como el de la burocracia.


Para Lukács, la literatura se entiende principalmente así: “este elemento nos releva una cohesión interna y las raíces sociales de una unidad fundamental, capaz de subsistir a pesar de las mayores divergencias…el que brota en la literatura, de la más onda naturaleza de la voluntad artística y que es al mismo tiempo producto histórico de las corrientes ideológicas decisivas del período que vivimos”. Comprende la literatura como creación artística, pero a la vez como un referente ideológico sobre el cual se sustenta el creador literario, esto quiere decir, que la relación parece indisoluble, entre ideología y construcción literaria.
Ve a la literatura como reflejo de una sociedad, pero ésta nunca será plena, pues existe el sustento ideológico que puede desvirtuar y “manejar la realidad social” Por ello considera a la literatura como reflejo de las clases dominantes de un período histórico determinado, y habla del sesgo del realismo, además critica a la literatura burguesa, entendiendo por ésta la que se encarga de crear un realismo que no es tal, lo que se observa para Lukács, en aquella literatura que representa al mundo, pero que lo representa desde el punto de vista burgués.
Es imposible desvirtuar y desconocer el aporte de Lukács, pues su concepción sobre la literatura es totalmente factible y apreciable, nos representa la literatura como un reflejo social válido, pero es cuidadoso en señalar el sesgo al cual éste se ve expuesto, es decir, al factor ideológico, el cual siempre está presente en el creador literario.
Al igual que Sartre, Lukács no desarrolla un concepto de identidad explícito, pero se encarga de señalar que las obras literarias reflejan la realidad de una sociedad, sin embargo señala que éstas etán sujetas a las corrientes ideológicas que surgen.
A través de la revisión y análisis del texto “Teoría de la Literatura”, se pueden destacar los siguientes puntos. En primer lugar se entiende a la literatura como “creación estética”, como específica categoría intelectual y una forma específica de conocimiento”, sin embargo tal como lo dice el autor era uno de lso primeros conceptos que se manejaron, pues luego este concepto ha ido mutando y connotando nuevas acepciones. Es así como describe que en el romanticismo se entiende literatura como el conjuto de obras que se particularizan y cobran forma especial, por su origen, intención o temática. Si bien considera que estos conceptos han ido cambiando hasta volverse poco globalizantes y fidedignos, aún siguen dando las pautas generales del concepto de literatura.

Victor Manuel de Aguilar e Silva trata de desarrollar un concepto en cierto modo “paralelo”, pero con sustento en las anteriores definiciones, para lo cual da a entender que la literatura, es en sus propias palabras:”la relación entre el mundo imaginario creado por el lenguaje literario y el mundo real, hay siempre vínculos, pues la ficción literaria no se puede desprender jamás de la realidad empírica. El mundo real es la matriz primordial y mediata de la obra literaria…no se trata de una deformación del mundo real, sino de la creación de una realidad nueva, que mantiene siempre una relación de significado con la realidad objetiva”.
Esta definición deja en claro que a pesar que la obra literaria es una creación, no puede desprenderse de su sustento real, pues es la creación de un mundo literario que se basa en muchas problemáticas presentes en la realidad. Esta definición resulta en cierto modo innegable, debido a que el creador literario pertenece a un contexto social dado, representa en sus creaciones su realidad o parte de ella y es casi imposible que se logre separar de ella.

Al momento de vincular la definición que nos plantea el autor, con el tema de la identidad, no se puede dejar de destacar el factor primordial que genera el autor de la literatura como agente indisoluble de la realidad social, pues si bien la obra literaria es una creación, no se puede desprender de su cuota de realidad, y con ello se entiende que la literatura representa, en cierta forma, el mundo en el cual la obra literaria surge.
Si bien los tres autores en cierta medida, desembocan en la idea de que la literatura representa identidad, la forma en la cual se logra esto, difiere: ya sea en la manera de ver el valor de la literatura, su rol, sesgos y principalmente en la visión que posea el autor de “ver el mundo”.
Sartre responde al concepto de literatura, de tal manera que nos permite usarlo como vínculo con la identidad. Por otra parte es innegable el aporte notable que hace Lukács, en el modo de entender la literatura como un reflejo social, pero sometido al dominio ejercido por la clase que detenta el poder o la ideología del autor. Entonces, si nos basamos en estos dos autores, los conceptos de estos dos autores y la conexión implícita que existe entre ellos nos permite usarlos como vínculos con la identidad. (A pesar que Lukács, miraba desdeñosamente a Sastre por encontrar su literatura burguesa e individualista). Tenemos que “la literatura es un reflejo de la realidad social, y con ello de la identidad”.



COMO SE REFLEJA LA IDENTIDAD:


Para Hall, la identidad nacional puede mostrarse a través del discurso nacional, el cual interpela a los individuos para que se identifiquen con él. Por ejemplo, contando y repitiendo las narrativas de la nación que está presente en las historias nacionales, en la literatura, en los medios de comunicación y la cultura popular. Ejemplo: Combate Naval de Iquique, la guerra de las Malvinas en Argentina, las comidas, vino tiento y empanada en Chile, imágenes de la Cordillera de Los Andes, rituales, la parada militar, pero también tradiciones inventadas, que pretendiendo ser muy viejas tratan de expresar de una manera simbólica la continuidad con un pasado glorioso, el discurso del 21 de mayo. Otro expediente es el énfasis en el origen inmemorial de las tradiciones de las tradiciones o instituciones(como el ejército chileno que se considera existente ya en la guerra de Arauco. Esto casi siempre se relaciona con un mito fundacional en el cual se hace referencia a una raza pura y original de donde vienen las virtudes.
Para J.Larraín, la identidad se manifiesta a través de la música, las novelas de la TV y especialmente a través de la narrativa y la poesía, Neruda, Martí, Darío,Vallejo.
Fernando Ainsa, al igual que Larraín plantea que la identidad se puede dejar ver y sobre todo a través de la literatura. Ainsa menciona la recurrencia de ciudades arquetípicas en la novela latinoamericana tales como Rumí en El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría, Macondo en Cien años de soledad de Gabriel garcía Márquez, Comala en Pedo Páramo de Juan Rulfo, El valle en la obra de Adonías Filho, santa maría en la obrea de Juan Carlos Onetti,, etc. Estas ciudades, aún si todas son locales, se han convertido en universalmente representativas de lo latino americano. “Constituyen lugares míticos y telúricos, verdaeras ciudades-islas autáquicas donde la línea de demarcación entre la historia y el mito es difusa, representando una edad de oro, un centro que, en su aislamiento, provee estabilidad y felicidad, un sentido de identidad.

Se puede apreciar que con los autores Larraín y Ainsa, la literatura ocupa un lugar importante entre las formas que tiene la identidad para reflejarse. Como lo sostendrá Rojo, la literatura es devota y representativa de la realidad social.
La obra literaria, según Grinor Rojo, refleja bien la tipología humana, ofrece un retrato óptimo de la vida cotidiana(novela hispanoamercana-latino-americana). Se ha nutrido principalmente de la realidad social. La génesis por su parte significa la indisoluble relación entre realidad social en que se encuentra inmerso el autor y en donde se desarrolla la obra.
Todo lo anterior deja claro que es posible el análisis de la Identidad por medio de la literatura.

IMAGINARIO:

Los imaginarios sociales producen valores, las apreciaciones, los gustos, los ideales y las conductas de las personas que conforman una cultura. El imaginario es el efecto de una compleja red de relaciones entre discursos y practicas sociales, interactúa con las individualidades. Sé constituye a partir de las coincidencias valorativas de las personas, se manifiesta en lo simbólico a través del lenguaje y en el accionar concreto entre las personas. (Practicas sociales) El imaginario comienza a actuar como tal, tan pronto como adquiere independencia de las voluntades individuales, aunque necesita de ellas para materializarse. Se instala en las distintas instituciones que componen la sociedad, para poder actuar en todas las instancias sociales. El imaginario no suscita uniformidad de conductas, sino más bien señala tendencias. La gente, a partir de la valoración imaginaria colectiva, dispone de parámetros apócales para juzgar y para actuar. Los juicios y las actuaciones de la gente, inciden también en el depósito del imaginario, el cual funciona como idea regulativa de las conductas. Las ideas regulativas, no existen en la realidad material, pero existen en la imaginación individual y en el imaginario colectivo, producen materialidad, es decir, efectos de la realidad. Uno de los componentes fundamentales del imaginario social es el sistema de la lengua. Cada grupo humano que se define con alguna finalidad comparte un denominador común, en este caso el discurso, que no es lo mismo que compartir un idioma. Las reglas que disciplinan los discursos surgen de las funciones específicas de cada grupo. Los sujetos cambian de discurso cada vez que cambian de roles o instituciones. La eficacia del discurso depende del éxito en conseguir los objetivos, los discursos deben estar avalados por las prácticas. Tanto los paradigmas como los imaginarios sociales al ser productos humanos, no permanecen estable o duradero a lo largo de la historia, sino por el contrario, ambos se van modificando constantemente, independientemente uno del otro. Los medios masivos de comunicación intervienen en forma activa en las ideas regulativas de las conductas, saberes de nuestro tiempo y finalmente en la formación de subjetividades, tal como sucede con la formación o construcción del sujeto SIDA.



LAS OBRAS TIENE UN SIGNIFICADO EN LA CREACIÓN DE UN IMAGINARIO LITERARIO Y DE UN IMAGINARIO SOCIAL.



Bibliografía:
· Jean Paul Sartre ¿Qué es la literatura? Ed. Losada.Buenos Aires.1953
· Georg Lukács Significado actual de realismo crítico. Ed.Era. México.1963
· Victor Manuel Aguilar e Silva. Teoría de la literatura. Ed.Grecos. España.
· Grínor Rojo, Identidad y literatura. Ed. De la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Chile. 2002
· Esther Díaz. La ciencia y el imaginario social.
· S.Hall. Modernidad y sus futuros. Cambridges. Polyto Press, 1992
· J.larraín, Identidad chilena Santiago.Ed.LOm.2001
· F.Ainsa, Identidad cultural de Ibero América en su narrativa



CULTURA:

Construcción identitaria en permanente revisión que no está compuesta exclusivamente de los productos que puedan ser transados.

Apuntes de Ingrid Odgers

1 comentario:

Unknown dijo...

con cariño parte de mi tesis sobre el libro fudacional sobre los intelectuales de Jean Paul Sartre, QÚE ES LA LITEARATURA...

con cariño para ingrid...

de karina


Para avanzar en esta crisis de la intelectualidad en la posmodernidad, ya en los 60, Jean Paul Sartre (1948: 50), nos señalaba: “el escritor estaba situado, que es un hablador que señala, demuestra, ordena, niega, interpela, suplica, insulta, persuade, insinúa, ya que el que habla esta situado en el lenguaje, cercado por las palabras; éstas son las prolongaciones de sus sentidos, sus pinzas, sus antenas, sus lentes; ese hombre las maneja desde dentro, las siente su cuerpo, esta rodeado de un cuerpo verbal del que apenas tiene conciencia y que extiende su acción por el mundo”.

Para Sartre, la palabra es cierto momento determinado de la acción y no se comprende fuera de ella, por lo tanto, hablar es actuar, ya que toda cosa que se nombra ya no es completamente la misma; ha perdido su inocencia. Es más, al hablar intento cambiar la realidad, ya que ese momento descubro la situación por mí mismo propósito de cambiarla; la descubro a mí y a los otros para cambiarla; la alcanzo en el pleno corazón, la atravieso y la dejo clavada bajo la mirada de todos; ahora decido; con cada palabra que digo, me meto un poco más, en el mundo cada y, al mismo tiempo, salgo de él un poco más, pues lo paso en dirección al porvenir.

Para este filósofo, el escritor debe ser comprometido, ya que debe saber que la palabra es acción; debe saber que revelar es cambiar y que no es posible revelar sin proponerse al cambio. Entonces el escritor ha abandonado el sueño imposible de hacer una pintura imparcial de esta sociedad y la condición humana, ya que el hombre es el ser frente al que ningún ser puede mantener la neutralidad. Ni siquiera Dios. Tanto Simone de Beauvoir 16 como su compañero, este filósofo existencialista acuñaron el concepto del “intelectual crítico”.

A partir de 1945, De Beauvoir y Sartre ocuparon un lugar central en la política francesa, algunos señalan que al final de sus vidas se les convirtió en una especie de monumento nacional. Sin embargo, ya Gianni Vattimo, señala que la corriente que en los años ’50, ’60 y ’70, dominó el panorama teórico-epistémico fue el estructuralismo, conjunto amplio y heterogéneo de saberes que se produce sobre la base del anti-sartrismo. Y agrega -al final Lévi- Strauss es derrotado por Sartre- y por lo tanto, se impone una de sus construcciones ideológicas fundamentales como fue la del “intelectual comprometido” e “independiente”, que tiene una visión crítica del poder y de la sociedad y que, por lo tanto, da una difusión militante a su pensamiento.

Pero para discutir sus ideas, los intelectuales críticos deben enfrentar a los grandes diarios. Florecen las revistas independientes. En ellas buscan una comunicación directa con el pueblo francés. Han caído las murallas que separaban a la filosofía de la política y la literatura. El grupo de Sartre se propone fundar una revista que influya directamente en el debate político.

El 15 de octubre de 1945 sale a la calle “Los Tiempos Modernos”, en abierto homenaje a la película de Charles Chaplin. Merleau Ponty es el jefe de redacción, Raymond Aron dirige la sección la política y Sartre, Camus y Simone participan del comité de redacción. Durante la semana en que sale el primer número de la revista, Sartre da su famosa conferencia “El existencialismo es un humanismo”, considerada la batalla de Hernani del nuevo movimiento. Los intelectuales de vanguardia adhieren con fervor al nuevo pensamiento, de esta forma las ideas de Sartre, Camus y Beauvoir marcan la época.

En este contexto, para Sartre la finalidad del escritor y de la escritura es revelar el mundo y especialmente el hombre a los demás hombres, para que éstos, ante el objeto así puesto al desnudo asuman todas sus responsabilidades. Así el arte tiene como prioridad la idea antes que el estilo y si los temas son siempre planteamientos, solicitaciones y esperas, se comprenderá que el arte nada pierde con el compromiso.

Entonces ¿Por qué escribir?, por la necesidad de sentirnos esenciales en relación con el mundo, nos dice Sartre. De esta forma la obra no es nunca un dato natural, sino una “exigencia” y una “donación”. Por lo tanto el tema reclama que los escritores se comprometan y la lectura es una creación dirigida y un ejercicio de generosidad atravesada por la libertad. Lo que el escritor pide al lector no es la aplicación de una libertad abstracta, sino la entrega de toda la persona, con sus pasiones, sus prevenciones, sus simpatías, su temperamento sexual, su escala de valores. Así el escritor opta por apelar a la libertad de los demás para que, por las implicaciones recíprocas de sus exigencias, puedan entregar de nuevo la totalidad del ser humano y volver a cerrar la humanidad sobre el universo.

Y todo arte del autor es para obligarme a crear lo que él revela y, por tanto, para comprometerme. En este contexto, el único tema importante para Sartre es la libertad, ya que el hombre libre que se dirige a hombres libres, no tiene más que un tema: la libertad.

De esta forma, ¿para quién se escribe?, se escribe para un vacío que ha de llenarse, se escribe para un otro. Para Sartre, en efecto, el escritor “no es ni un Vestal ni un Ariel. Está en el asunto, marcado, comprometido, hasta en su retiro más recóndito.”

Por lo tanto, para Sartre un escritor no es una Vestal, en términos de ser privilegiado o permanecer aislado de la sociedad, al contrario está comprometido, ya que se esfuerza por embarcar a la conciencia más lúcida y completa de la espontaneidad inmediata a lo reflexionado. De esta forma el escritor es un mediador por excelencia y su compromiso es la mediación.

Así el escritor mediatiza, nombra y muestra la vida que vive al día, de modo siempre inmediato, y sufre sin encontrar las palabras para expresar sus sufrimientos; es la conciencia de todos y el movimiento por el que se eleva de lo inmediato a la nueva consideración reflexiva de su condición es el de toda la raza. De esta forma, su actividad es inútil, ya que es a veces perjudicial que la sociedad adquiera conciencia de sí misma.

Sol Domínguez

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